La aparición del cuerpo de Santiago Maldonado, lejos
de apaciguar las aguas de una sociedad en conflicto constante, hizo emerger más
al pequeño “facho” que los argentinos llevamos dentro, y con él toda la
violencia verbal.
Foto: Clarin |
Ya los primeros días,
cuando Santiago desapareció, comenzaron las frases indeseables, primero se lo
trato de hippie, que seguramente estaría en Chile o en Entre Rios, que estaría
drogado por ahí, o acampando en algún camping alejado de esta “sociedad
trabajadora y justa”.
Cuando el Juez Otranto
cambió la calificación de la causa, y añadió el delito de desaparición forzosa,
las palabras que se empezaron a escuchar tratando de desligar el rol de los Gendarmes
fueron “ellos nunca estuvieron ahí”, “estuvieron en el lugar pero a 40 metros”,
“estuvieron ahí pero NO reprimieron”, “reprimieron pero NO con armas de fuego”,
“usaron armas de fuegos pero en respuesta a las agresiones de los mapuches”,
“los mapuches no tenían armas pero si piedras”, “Igual aunque no tenían nada,
los mapuches son Chilenos ¿Qué hacen acá?” y así siguieron frases de ese calibre
con la sola intención de crear un atenuante para la represión ya confirmada de
las fuerzas de seguridad.
Con la llegada de las
elecciones y la lamentable aparición sin vida de Santiago, la locura fue
aumentando, enseguida la bola se hecho a rodar, y ahí el pequeño facho empezó a
crecer ya internándose en su adolescencia, “seguro lo hizo Cristina, porque
quiere complicar a Macri”, “se murió ahogado, gendarmería no hizo nada”, “salió
corriendo porque era un cagón y se ahogó”, “siempre estuvo ahí, gendarmería
actuó bien, seguro fueron los mismos mapuches”, “el estado hizo todo por
encontrarlo, actuaron bien”.
Esta forma de pensar
demuestra la locura que estamos viviendo, pocas personas de detuvieron a
pensar, a reflexionar sobre el hecho, ¿De qué le sirve al RAM matar a un pibe y
tirarlo al rio que está situado en sus tierras sagradas? Para cualquier persona
eso es firmar su sentencia segura, ¿Por qué Santiago se tiró al agua sí, no
solo no sabía nadar, sino que le tenía pánico al agua?, gendarmería estuvo ahí
y si lo vio en el agua y no lo salvo ¿No es abandono de persona?, Si el estado
hizo todo por buscarlo ¿Por qué gendarmería no fue apartada y en lugar de eso
se la dejo investigar el caso dos semanas?
Y lo peor está por
venir, porque el adolescente facho, cada día crece más, está próximo a su
adultez, y con él reaparecerán el “no te metas”, “algo habrá hecho”, “si va a
las protestas, está bien lo que le pasó”. Pero hay un agravante, porque cuando
el facho ya es adulto no sólo defiendo lo indefendible, sino que empieza a
actuar, a ser partícipe de las agresiones, a defenestrar al que piensa
distinto, a perseguirlo,……a desaparecerlo.
Esta historia ya la
vimos, la idea de esta nota no es agraviarte, sino ponerte a pensar, date
cuenta de las frases que decís o que escuchás, no te pelees con el que afirma
estas cosas, educalo, enseñale, explicale, hacele entender que Santiago puede
ser cualquiera, tú hermano, padre, amigo, tío…y si no lo entiende así, apela a
que era un simple ser humano protestando por algo que a él le parecía justo, y
que lamentablemente no pudo gozar del estado de derecho del que todos
disfrutamos.
Por: Martin Larroca
Comentarios
Publicar un comentario