Foto: Télam
22:32, suena el pitazo final y
saltan 40 millones de argentinos, se terminó el sufrimiento, se cierra una
herida que prometía no cicatrizar jamás. Partido de características puramente
psicológicas, que gracias a Messi no paso a mayores.
Este resultado tranquiliza y
permite ya comprar los pasajes a Rusia,
pero pone en manifiesto, lo ilógico que es el futbol sudamericano, y más aún,
el futbol argentino. Se pueden hacer todas las cosas mal y conseguir el
objetivo.
Argentina tomó todas las
decisiones incorrectas, cambió en una misma eliminatoria tres veces de
técnicos, uno más distinto que el otro, tres veces de dirigentes, uno más
irresponsable que el otro, dos veces de estadio, como si eso cambiara la forma
de desempeñarse de los jugadores de cualquier selección, y pese a todo eso, el
futbol te da la respuesta a una ecuación que no parecía tener un buen
resultado.
Pero en esa ecuación, la equis es
un tal Lionel Messi, quien hace temblar a los logaritmos y permite que apruebes
el examen sin tener que revisar el resultado para ver si los números dan. Y ahí
se presenta la ilógica del futbol que tanto nos enamora y nos asusta.
El futbol tiene papiros enteros
que relatan el como David le ganó a Goliat, el como el poderoso cae ante el más
débil de todos. Y en esos antiguos
testamentos, hoy Argentina escribió su última historia, la cual sufrió por
cuatro años, pero que tuvo un final feliz porque el futbol es así, sin
merecerlo el destino pone en tu equipo a un ser de otra dimensión que, a pesar
el hostigamiento y los maltratos, te regala tres ave marías para que descanses
en paz.
Terminado los festejos ¿Qué nos
queda?, ahora debería implementarse lo más difícil de todo. Comenzar casi desde
cero para conseguir de una buena vez un equipo que acompañe al diez solitario, preparar los cimientos para
refundar el fútbol argentino con reglas claras que permitan seriedad y así
contemplar por fin un proyecto de trabajo que perdure por muchos años. Para
esto no hay que inventar nada, solamente copiar algo de los modelos europeos,
principalmente de Alemania.
Ojala la lógica ilógica del fútbol argentino se termine de una vez por todas, que podamos
ser serios y por fin alcanzar los objetivos en base a los méritos que hagamos,
y así no depender de la calidad de un fenómeno que rara vez pisa el césped de
nuestros estadios.
Martin Larroca
Comentarios
Publicar un comentario