El conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte, se ha vuelto cada vez más tenso, y se vislumbra una crisis tan aguda y sensible que ha puesto a las principales potencias mundiales en estado de alerta.
En una entrevista con la BBC, el viceministro de Relaciones Exteriores norcoreano, Han Song-Ryol manifestó "Si Estados Unidos invade nuestra soberanía provocará una reacción inmediata. Si está planeando una ofensiva militar contra nosotros, reaccionaremos con un ataque nuclear preventivo a nuestro estilo". Y a su vez prometió “Realizaremos pruebas con misiles cada semana, cada mes, cada año".
Ante esta situación, el vicepresidente Mike Pence, quien comenzó su gira diplomática por Asia, advirtió al líder norcoreano “haría bien en no poner a prueba la determinación del presidente Trump” ya que “la era de la paciencia estratégica” de Washington hacia Corea del Norte ha terminado. Y por último aseveró "Justo en las últimas dos semanas, el mundo presenció la fuerza y la resolución de nuestro nuevo presidente en las acciones tomadas en Siria y Afganistán"
Todas estas declaraciones son la consecuencia directa de las acciones del país norteamericano, ya que Donald Trump admitió haber enviado el 8 de abril una armada a la península de Corea, con el fin de darle seguridad a los países periféricos del continente asiático. Dicha medida no es vista con buenos ojos por China, ya que sus líderes consideran que, debido a la cercanía con el conflicto, deberían ser ellos quienes solucionen dichos problemas.
Este conflicto, que se agrava día a día, genera serios cuestionamientos por parte de las potencias mundiales, ya que sienten que está afectando la estabilidad global y temen por un eventual conflicto bélico, que pondría en jaque su liderazgo, como lo hizo la recordada “Crisis de los misiles” en Cuba en el año 1962.
Martin Larroca
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